21 marzo 2006

Faltan 235 dias

Entre problemas técnicos y exceso de trabajo, finalmente vuelvo a actualizar este humilde blog.

Para empezar quisiera decirle a aquellos que ya especulan con que nuestro país tiene un nuevo santo, que jamás fue mi intención mostrarme como un mártir que se sacrifica por amor a su mujer. Sólo prentedía desahogarme un poco expresando la lata que me da tener que ir a catequesis.

En segundo lugar (debí ponerla a ella primero, pero ya lo escribí así y no acostumbro editar lo que escribo sólo por hacerlo políticamente correcto), mi novia no es una fundamentalista religiosa, onda Bin Laden versión católica y femenina. No, en absoluto. Pero es evidente que el haber egresado de un colegio de monjas dejó huella en sus hábitos y costumbres, los cuales yo no comparto por haber sido hereje desde chiquitito.

Finalmente se preguntarán qué cresta (disculpen el garabato, pero es necesario para poner el énfasis en la frase) hace un dibujo de un buzón encabezando este post. Pues bien, hace ya mas de una semana me acerqué a la iglesia con la intención de matricularme en el curso de catequesis de adultos. Obviamente llegué cuando la oficina ya había cerrado, pero un parroquiano me informó del horario de atención y además me dijo que debía traer un certificado de bautismo. Como afortunadamente ese trámite ya lo hice, llamé a mi santa madre, como cada noche, y le pedí que fuera con el cura de mi pueblo a pedir dicho documento de mi parte. Al cabo de algunos días, aquel papel que acredita que fui absuelto del pecado original (o algo así), fue depositado con mucha confianza, en manos de nuestro prestigioso Correos de Chile. Grave error el que cometió mi inocente padre.
Hasta el día de hoy desconocemos el paradero de aquel bienaventurado (a estas alturas malaventurado) sobre.
Será un designio de dios? Querrá él que me bautice de nuevo? Será elegido ollanta humala en perú?
Solo el tiempo nos dará la respuesta.