03 abril 2006

Faltan 222 días

Fue hace como cinco años. Él llevaba algunos meses trabajando en esa cuidad: más de los seis que aguantó en la pensión y seguramente menos de doce.
Un día equis, al irse a su departamento luego de un arduo día de trabajo en el piso nueve, hace escala en el cuarto piso para dejar algún documento en la oficina de un colega. Golpea y espera. Para su sorpresa no es su colega quien abre la puerta, sino una mujer, una niña. Élla viste blusa y falda en colores claros, su pelo largo y liso hace un delicado movimiento cuando inclina su cabeza y levanta las cejas en gesto de interrogación. Él se da cuenta que ha estado callado más tiempo del prudente y tratando de no tartamudear pregunta por el colega. Como no está, deja los papeles y se va. Al entrar al ascensor ve en el espejo la sonrisa estúpida que no puede evitar, como tampoco se saca de la cabeza la pregunta: ¿quien será?
Dias después conversando con su colega, le pregunta tratando de no parecer ansioso "¿tienes secretaria?" Éste se rie y le contesta, "nooo...., es mi hermana. Está trabajando en su tesis."
Pasa el tiempo y Él, como siempre, se refugia en el trabajo. Es sábado y es de noche. Su colega está de cumpleaños. Él está invitado, pero dijo que no iría, que tenía mucho que hacer.... la verdad es que le da lata, no conoce a nadie y siempre le ha costado socializar. Finalmente se arma de valor: "debo cambiar" se dice. Apaga todo, pasa a comprar algo para no llegar con las manos vacías y se dirige a la casa de su colega. Allá es muy bien recibido, por conocidos y desconocidos. Entre las mujeres reconoce a una amiga de la hija de la dueña de la pensión, se acerca y la saluda. También la encuentra a Élla, la saluda, la reconoce, la recuerda, es la hermana de su colega. Luego de disfrutar de la comida que le habían guardado, suben el volumen y se arma el baile. Él no baila hace meses y tiene muchas ganas de lucirse. Mira a su alrededor, allí está Élla. Es la hermana del dueño de casa, así que se siente con confianza para acercarse y preguntarle si quiere bailar. Élla accede gustosa. Bailan, conversan, se conocen. En una pausa se le acerca la otra y lo saca a bailar. Él accede gustoso. Y así pasa la noche, baila con Élla y con la otra; Élla le convida de su vaso, la otra le ofrece cigarros; Élla le ofrece algo para comer, la otra le hace show. Él se siente dulcemente acosado, nunca antes le había pasado. "De verdad me convertí en un buen partido" se dice. Finalmente la otra se va a acostar, no se siente bien. Él se queda conversando con Élla, le comenta del viaje a la nieve que van a hacer con la gente de la oficina. Su hermano también va a ir, así que la invita. Ella se entusiasma y acepta.
Paseo a la nieve, caminatas a solas, juegos, guerra de nieve. Él se siente nervioso, no le gusta que parezca tan evidente su interés por Élla. Él siempre fue demasiado tímido.
Pasa el tiempo, se siguen viendo, primero salidas en grupo, luego salidas a solas. Vistas a la oficina del colega, invitaciones a tomar café....
Finalmente Él se decide, prepara un discurso, está nervioso, se enreda. Lo que quiere es formalizar un poco la situación, ser "andantes". Élla no entiende, "si ya estamos saliendo, porqué me pregunta si quiero seguir saliendo con Él". Élla le dice que está buscando trabajo en santiago. Él entiende que Élla no quiere una relación porque se va a ir. Se ven un par de veces más. Finalmente Élla encuentra trabajo y decide irse. Al despedirse Él sólo le dice "chao, que te vaya bien", pero al darse vuelta piensa "hasta nunca".
Él está muy triste, pero piensa que no puede darse el lujo de perder el tiempo ilusionandose con algo que no tiene futuro.
esta historia continuará