17 julio 2006

Faltan 110 días (nueva fecha!)

No hubo chantaje que resultara efectivo: cambiar la fecha del evento de beneficiencia para usar el Club de Artesanos implicaba pasar por demasiadas personas, por lo que antes de que nos dieran una respuesta, ya estábamos buscando alternativas. Y por sugerencia de mi futura suegra, reconsideramos un local que habíamos descartado: El Centro Cultural.
El Centro Cultural está a media cuadra de la plaza, es de estilo clásico, amplios salones, brillante parquet y grandes lámparas colgantes. El gran problema es su cocina: su estado es deplorable, por eso nuestra banquetera nos sugirió buscar alternativas. Pero ante la escasa oferta, la cocina pasa a ser un problema menor, además ni siquiera es nuestro problema, sino de la banquetera. Por supuesto le vamos a prestar todo nuestro apoyo para que su trabajo resulte lo menos complicado posible, después de todo, ella es nuestra futura cuñada y concuñada.
El Centro Cultural pertenece a la Municipalidad, por lo tanto hubo que solicitar el arriendo a través de una carta, cuya respuesta recibimos recién hoy. Todos estos días estuvimos en ascuas. Sabíamos que no estaba reservado para el día que nosotros queríamos, pero no teníamos la certeza. Hoy por fin ya está confirmado.
Pero hubo algo en esa carta de respuesta que llamó poderosamente mi atención: nos exigen mostrar el recibo de que le pagamos a la SCD los derechos de autor por la música... ¿cómo es eso? ¿no debería pagarlo el encargado de poner la música? Además, lo entendería si fueramos a bailar toda la noche las animadísimas canciones de Alberto Plaza, pero no será así. ¿Acaso Juan Luis Guerra va a recibir un cheque de la SCD cuando bailemos merengue? ¿Acaso alguien le va a ir a dejar una florcita a Johann Strauss cuando nos enredemos intercambiando parejas al sonido del Vals del Danubio Azul? No creo que siquiera le vayan a dar las gracias a don Tomy cuando bailemos El Galeón Español....

Durante este tiempo también iban y venían mails en alemán. Hasta una sorpresiva llamada telefónica me sorprendió y tuve que tartamudear alemán en la oficina. Yo entendía clarito lo que me decían, pero las palabras en alemán se me atoraban en la garganta, se me enredaban en la lengua y no querían salir. Al final creo que me hice entender. En un principìo los alemanes amenazaron con no venir, ya que les resultaba imposible cambiar la fecha de su viaje. Eso porque contrataron un tour por la patagonia que terminaba justo dos días antes del evento. Finalmente, creo que van a arrancarse el fin de semana del matrimonio y luego reintegrarse al grupo de turistas.

Así que hoy puedo decir tranquilo que tenemos todo lo necesario para mandar a imprimir los partes de matrimonio. Hasta una cotización que conseguimos en ese hormiguero llamado exponovios. ¿¿Cómo dicen que la gente hoy no se casa??
[ hace tiempo que blogger no me deja subir imagenes :'( snif! ]