30 octubre 2006

Faltan 5 dias

Hicimos un pacto: ninguno de los presentes iba a contar lo que pasó esa noche.........
Pero de los involucrados, ninguno lee este blog, así que filo, esto es lo que pasó:
Primero fui a mi catequesis, al terminar comimos kuchen, wafles y tomamos tecito, todo muy compuesto y sano. En cuanto pude me fui. Camino al restaurant pasé a la farmacia y compré de esas pastillas que se toman con el copete y evitan que uno amanezca con la caña... Nos juntamos como 10 personas, amigos, colegas, secretarias, el jefe, etc... mi cuñado también. Como estaba llenito de kuchen, la carne me la comí apenas y preferí las ensaladas más que las papas fritas. Se nos hizo bastante tarde, cerca de la una nos levantamos, nos despedimos de las mujeres y los machos recios nos fuimos al departamento de un amigo separado que vive solo.
Al llegar no había una, sino tres "niñas", muy lindas y simpáticas ellas. Luego de las presentaciones y unos cuantos brindis, me hicieron sentar en el centro de la "pista de baile" y los otros se sentaron al rededor. Bajan las luces, y al ritmo de la música, baja una de las "niñas". Ella baila sensual, se mueve, mira, coquetea, se acerca, se aleja, juega con alguno de los otros, vuelve conmigo, se saca algo de ropa. Termina el primer tema y aplaudimos entusiasmados, pero el show no ha terminado.... con el segundo tema la sensualidad da paso al erotismo, se acerca más, se sienta sobre mí o los sobre los otros, se saca más ropa. En un movimiento rápido y certero, me saca el polerón y luego la polera. Yo me lo esperaba, y aunque hubiese preferido que no pasara, estaba entregado, así que sólo me dispuse a cooperar. Hace que me ponga de pie, y con mi guata al aire, bailo con ella. Termina el tercer tema y con ello su show. El público aplaude enfervorizado, yo aplaudo y luego me preocupo de cubrir mis inexistentes calugas. Pensé en ponerme sólo la polera, pero pienso "no voy a hacerle las cosas más fáciles", así que también me pongo el polerón. Mientras comentamos el espectáculo, seguimos brindando a mi salud. Los solteros deciden que es bueno casarse, sólo para que les dén una despedida de soltero....
Nuevamente bajan las luces, nuevamente me siento en el centro de la pista. Comienza el baile de la segunda "niña". Ella es más agresiva, juega con los otros, luego conmigo, me hace desabrocharle la ropa. Mientras baila me saca la ropa a mí, polera y polerón en un sólo movimiento. Hace que me ponga de pie y baile con ella. Me da instrucciones con severidad, pero en voz baja. Comprendo que soy parte del show, y que el show no es para mí, sino para los otros. Me desabrocha el cinturón y lo saca, juega con él. No me sorprende cuando me baja el pantalón, de alguna forma, me lo esperaba. Como en el chiste del "pingüino" le sigo la corriente, entregado. Ella me baila, y en un movimiento repentino mis boxers están más abajo de mis rodillas. Eso, de verdad, no me lo esperaba, para nada. Me subí los boxers. Aunque jamás dejé de reirme, me puse a la defensiva, me sentí agredido. Ella siguió bailando e intentó otra vez dejarme desnudo, pero no dejé que pasara. Termina el tercer tema y su show.
Los otros están locos, quieren que baile la tercera niña... pero ella no baila. Mi jefe, eufórico, va a negociar para que hagan un tercer baile. Con su chequera las convence que bailen las dos juntas. Yo le hago gestos al dueño de casa para que le bailen a mi jefe, que a mí ya me dejen tranquilo. Pero no hay caso, empieza el tercer baile, las dos a la vez. A estas alturas mis recuerdos se empiezan a hacer borrosos, pero la rutina se repite: una baila conmigo, la otra juega con el resto. Se desnudan, otra vez me sacan la polera, otra vez el cinturón, otra vez los pantalones abajo. Yo sigo a la defensiva, entregado, pero no tanto. Con una mano bailo con ella, con la otra sujeto mi ropa interior. Aunque lo intenta un par de veces, no logra desnudarme, no quiero que me desnude. Termina el show.
Los otros están locos, le preguntan al dueño de casa si las niñas se pueden quedar, si tienen más amigas..... la respuesta los desalienta: "sólo si están dispuestos a pagar".
Cuando las niñas se despiden y se van, seguimos brindando, riendo, arreglando el mundo. Yo todavia me siento incómodo, pero no lo demuestro. No hay que ser tan grave.
Después de eso no recuerdo mucho más, algunas fotos, más brindis... no recuerdo haberme despedido del resto, sólo sé que mi cuñado me llevó a mi casa y que entré solito. No recuerdo haber desactivado la alarma, pero por lo visto lo hice bien.
Antes de acostarme vomité hasta el alma.